YESTERDAY
14-07-2019

Publicado por: Ángel Rupérez


Vas a ver una película y en los primeros fotogramas estalla una sublime canción, Yesterday, del sublime - sí, sublime - Paul MacCartney (yo soy de Sir Paul, pero también de John, que también fue Sir, aunque la Reina no lo supiera...) Los protagonistas de la escena se quedan pasmados al oír semejante melodía - no la habían oído jamás, esa es la parte chocante del argumento -, y yo también me quedé pasmado, como el que más, otra vez pasmado al oír esa canción eterna, que vengo oyendo desde la más tierna adolescencia burgalesa. Pero ¿por qué esta canción es sublime?; ¿qué fuerza tiene para serlo? No es fácil decirlo, no es fácil hablar de la música, porque la música no tiene palabras que signifiquen cosas, ni, como en la pintura,  trazos que representen figuras y paisajes,  ni colores expandidos y materialmente alojados en la retina, de los que se podría hablar ya no solo como sensación sino como ¡representación!. Por ejemplo, yo en Rothko, al que dediqué un poema en mi tercer libro de poemas, Conversación en junio (1992, pero escrito entre 1988 y la primavera del 89, hasta mayo exactamente) he visto siempre paisajes que yo había visto en mi Castilla natal desde la eternidad. Sus abstracciones eran para mí las abstracciones de los campos sembrados que tantas veces he visto, repito, desde la más eterna infancia. Pero ¿y las notas de esa canción? ¿Qué dicen? ¿Qué significan? No hay respuesta posible, y lo único que podemos hacer es dejar vagar la mente hacia un único sentimiento: la melancolía, la sensación de pérdida, lo perdido irrecuperable, lo que sea que se perdió en ese ayer, en cualquier ayer. Sabemos que no volverá y eso nos aboca a una tristeza peculiar, que nos une a todos los seres humanos. Mi ayer, tu ayer: ¿cómo fue? ¿Liverpool? ¿En esa ciudad? Asombro absoluto, en esa ciudad surgieron esas canciones portentosas, y Yesterday en particular. Sí, Liverpool tiene  esa luz norteña, aun en verano,  y quizás de ahí proceda la carga de melancolía que produce ese efecto arrebatador, como de desear morir en ese instante al no poder volver a ver las colinas florecidas en los altos de la ciudad cuando un día de verano...Fabulo, invento, pero yo me siento arrastrado hacia allí, hacia ese lugar que señala un acontecimiento decisivo: la vida fue aquí y aquí ya no está aquella vida. Luego, llora y canta: Yesterday...


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