ROSALÍA
25-06-2019

Publicado por: Ángel Rupérez


Ha ocurrido de la siguiente manera. Vamos Bel y yo a una función teatral de esas que tienen buena prensa, por si acaso. Se trata de una comedia, lo cual no está nada mal, si es buena. Reírse un poco, desdramatizar, hablar de lo serio pero sin tomarse demasiado en serio la vida, pero en el fondo tomándosela en serio, aunque no parezca del todo que se la toma en serio...Un plan interesante para una tarde de sábado. El teatro en cuestión es el Lara, un vetusto lugar de 1879, calle Corredera Baja de San Pablo. Madrid, impresionante de bonito, alegre y vistoso  juvenil y radiante bullicio sosegado, tipo Seurat en sus cuadros de fábula. La sala principal es puro XIX, de arriba abajo. Esos palcos de ¿hierro forjado?, pintados de dorado de iglesia barroca, esos techos decorados con pinturas de salón veneciano, esos cortinones de un rojo de cereza de piel clara, esos asientos que parecen hechos para la perfecta incomodidad, con el respaldo cortísimo. Bueno, la función estuvo bien, fue divertida, nos reímos algo, y nos asombramos más de que la gente se riera tanto. Ciertamente, la vida es una comedia a la que no hay que tomarse demasiado en serio aunque la tomemos muy en serio a veces porque se lo merece. ¡La vida es la vida! ¿Y Rosalía? ¿Quién es esa? Bueno, la mente es así de caprichosa, y nunca sabremos por qué  es como  es. Resulta que, al verme inmerso en esa atmósfera tan retrospectiva de la sala, con ese intenso tufo de XIX, pensé por un momento, sin que viniera a cuento, que Rosalía de Castro - esa es mi Rosalía - había vivido en Madrid muy cerca de esta calle, a un paso, en la calle Ballesta, y que a lo mejor había acudido en alguna ocasión a este teatro y se había sentado con su marido en esas mismas butacas y había visto esos dorados y esos techos historiados y esos cortinones de un rojo arrasador...No puedo explicarme por qué se me ocurrió semejante idea, es absurdo, es inexplicable, pero, repito, la mente es como es y todos lo sabemos, qué asociaciones es capaz de producir sin ninguna explicación, y a qué velocidad además, y con qué gratuita pertinencia (o impetinencia), casi como en los sueños. Pues bien, luego paseamos a la salida y desembocamos en la Plaza de San Ildefonso, que tiene una iglesia y...Todo era delicioso, Madrid un monumento a la alegría de vivir, tipo el soñador Seurat, que pintaría por la época en que vivía en Madrid Rosalía (¿o no?) Bueno, al día siguiente busqué, hurgué y no, Rosalía no vivía en Madrid en 1879 pero, en cambio, descubrí que se había casado en la iglesia de San Ildefonso, en 1858, la iglesia que tantas veces me saluda y a la que yo saludé ese sábado, hace tan solo tres días...sin saber que Rosalía salía sonriente con su marido, recién casada, dispuesta a vivir una alegría que nunca pudo vivir, por desgracia. La mente es así de caprichosa, como demostró Joyce hace un siglo y Freud hace más de un siglo.


Escribe una reseña
Todavía no hay ninguna reseña.