HENRY JAMES
02-08-2019

Publicado por: Ángel Rupérez


El pasado siempre vuelve, cuando es el mejor pasado (el otro, echado a la hoguera depurativa, si vuelve, vuelve a la hoguera, de nuevo). El hombre que vendía esta tarde los libros en la Gran Vía también tenía una novela de Henry James, que ha despertado una atracción inmediata en mí, como un flechazo. No conocía el título, pero la he comprado sin dudarlo, ¡a un euro! Se titula La Musa Trágica y me ha hecho mucha ilusión comprarla porque...Oh, Henry James, juventud, Lo que Maisie sabía, Las bostonianas, Otra vuelta de tuerca, Las alas de la paloma, La lección del maestro, Washington Square...Dios, aquellos años, Luis Cortés, ¿dónde estarás? Amigo apasionado de lecturas de entonces, ¿qué habrá sido de ti? Es fácil recordarlo: un día de verano, agosto, por la noche, Burgos, las arboledas del paseo de La Isla, una borrachera de entusiasmo casi místico, la posesión de esos escritores, la gloria de haberlos leído o de estar leyéndolos, esa elevación, decirlo a los cuatro vientos, sin que viniera a cuento, sin miedo a lo que podrían decir los demás, que oían decir esas exclamaciones...Eso ha sido, en silencio, pero así ha sido. He abrazado el libro como si abrazara aquella juventud. Espero leerlo, tengo pendiente volver a Henry James, aparece de nuevo en una novela que acabo de terminar, como apareció - de pasada -  en mi primera, Vidas ajenas. En esta última  también lo hace de pasada porque alguien  lee una de sus novelas, en una escena rememorativa, una especie de sueño. Henry James en la Gran Vía, esta mañana, o esta tarde, mejor esta tarde, era después de comer. El pasado siempre vuelve, casi siempre en las alas de la casualidad, que no entiende de causas y efectos. Saca a relucir su magia y zas, el milagro se extiende como un escalofrío de emoción, y todo se pone patas arriba, y hasta Luis Cortés se mete en estas paginas, que el pobre nunca leerá, tampoco. Y si lo hiciera ¿qué pensaría? ¿Se vería retratado? ¿Yo en aquella juerga casi mística de la literatura recién descubierta, para cabalgar con ella por los cielos de la dicha de la imaginación puesta al servicio del conocimiento? Burgos tiene algo que decir al respecto, sus arboledas no han muerto, lo sé a ciencia cierta. 


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