CHANCHULLO
30-05-2019

Publicado por: Ángel Rupérez


Corría el año 89, es decir, hace treinta años y...Bueno, se me ocurrió a última hora presentar mi nuevo libro de poemas por aquel entonces - Conversación en junio, se acabaría llamando - a un concurso que se acababa de inagurar (era la segunda edición). No tenía la más remota esperanza de que tuviera alguna posibilidad pero hete aquí que al parecer gustó a algunos miembros del jurado y puso en aprietos al candidato de la mayoría, puesto que era amigo de todos ellos y...No puedo seguir, la censura me lo impide, pero Claudio me contó que...Pero, insisto, no puedo seguir, prefiero callarme, no sé si algún día, si el público me lo pide (ja, ja, ja,). El caso es que el citado candidato favorito, puesto que vio que su candidatura peligraba, se dedicó a llamar uno por uno a cada miembro del jurado para decirles la siguiente cosa: "Votad en conciencia". Por supuesto, votaron en conciencia: le dieron el premio a él y a mí, a mí me confinaron al premio de los jóvenes menores de 30 años pero resulta que yo en aquella época ¡ya era mayor! En fin, ahí quedó todo, yo en lo que se suele decir la puta calle, pero Claudio, muy indignado,  me contó todos los pormenores que la censura me impide revelar en esta humilde tribuna. Pues bien, pasó el tiempo, en un perfil mío de la Complutense apareció que ese poeta había conseguido ese premio "con malas artes" - yo ni lo sabía, quiero decir, no sabía que eso había aparecido allí pues fue una alumna quien redactó el perfil - y un día el interfecto me llamó y me pidió cuentas. Le conté la verdad, lo que me había contado Claudio, y acabó reconociendo que era verdad que había llamado uno por uno a los miembros del jurado al temer que su candidatura peligraba. ¿Entonces? ¿Algo más que decir? Había reculado, no sé si avergonzado, no sé si íntimamente arrepentido. Lo que no recuerdo es si le conté la segunda parte de la historia que Claudio me había contado, y que tuvo lugar en Viena, con Claudio presente y dos miembros del jurado también. Eso no lo recuerdo y eso es lo que la censura no me permite contar aquí, al menos de momento. ¿Qué censura? Es una broma, es mi decisión, quizás mi vergüenza ajena, no lo sé bien.


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